La camisa negra con botones morados es mi preferida.
Cada mañana, cuando te veo llegar con ella, se me eriza la nuca.
Te miro y te desabrocho el segundo botón.
Buenos días y abro el tercero.
La sonrisa quitándote el cuarto.
¿Qué tal estás? y fuera el último.
Cualquier día me tomaré un whisky en lugar de un café y me atreveré a hacerlo.
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